lunes, 22 de septiembre de 2008
Melocotones
En el silencio de la mañana, comienzo a oír un rumor. Creía que surgía en mi cabeza pero, al abrir la puerta ha adquirido más fuerza.
Ahora los veo. Cientos, miles de melocotones ruedan monte abajo y― por el camino que llevan― acabaran en mi patio.
No sé de donde han podido salir, pero me da igual. Estoy de suerte. Tengo hambre.
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5 comentarios:
Tienen buena pinta esos melocotones, dan ganas de colgarselos al cuello, o algo así.
Pos ná..k dure..k dure..k eso es mu wenisimo.
besos cuerpazo.
No sé por qué, esa imagen (la de los melocotones rodando hasta el patio), no me parece atemorizante.
Estar rodeada de esa cantidad enorme, olerlos y saborearlos con tranquilidad puede ser fenomenal, fantástico.
Un abrazo, preciosa.
charlie: vale, te los dejo un rato. Eso espero, ya te cuento. El cuerpazo quiere más:)
mummy: ¿a que sí? beso afrutado para ti.
Ay,¡que repelús! Es que tocarlos me produce urticaria...si vinieran hacia mí seguro que trataría de escaparme...pero si no fuera por eso, la imagen es dulce, suave, aromática hasta ser casi asfixiante.
Como ese instante justo antes de dormirte y empezar a soñar.
Bueno, siempre puedes imaginartelos almibarados (sin bote, por favor). Resulta empalagoso, pero evitas la pelusilla...
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